En estos días, en que la ciencia y la tecnología nos muestran orgullosamente sus grandes avances, en muchas de sus disciplinas y mencionando como ejemplo a: la comunicación global (satélites, internet, etc.), la biotecnología (modificación genética de los seres vivos) y la nanotecnología, que modifica a seres orgánicos e inorgánicos, pretenden ser la solución para los retos que enfrenta la humanidad.
Pero en la parte no científica y tecnológica del hombre, sino en sus aspectos no materiales, como es: en los social, cultural y espiritual refleja grandes contradicciones y conflictos; encontramos ruptura del tejido social, con una alarmante desintegración familiar y tendencias a nuevas formas de convivencia, por una parte y una degradación de respeto hacia sí mismo y a los demás, reflejados en el consumo de drogas y sexo, y una sociedad violenta donde grupos delincuenciales retan al Estado y la Sociedad enterara con asentarse como parte “normal de la cultura de nuestros tiempos”.
Diversas formas de ser y hacer, diferentes a otros tiempos, reclaman ser reconocidos como legítimos y por lo tanto reclaman su incorporación a la legislación como parte “normal” de la sociedad y también encontramos expresiones xenofóbicas y racistas como las vertidas por personajes del poder, como Donald Trump.
Estos temas han propiciado que se dé un mar de discusiones, donde encontramos “razones y sinrazones”, pues existen diversidad de posturas extremas y otras intermedias, sobre estos diversos tópicos.
Pero a la hora de opinar, no siempre se toma en cuenta la dualidad del hombre, en sus ámbitos material que involucra su desarrollo y avances en la ciencia y tecnología por un lado y por el otro, el aspecto humanista, que nos habla de su compleja realidad como ente Social, Psicológico, cultural y espiritual.
Ante esto, no sé si escuche de niño esta historia, como algo que ocurrió, o proviene de un cuento de ciencia ficción, o es de las historias que de repente saltan de mi imaginación?… el caso es que… empezó a flotar en mi mente la siguiente historia fantástica, impulsada por esa maraña de contradicciones que está viviendo el hombre de esta época, que no sabe que es lo correcto, lo normal o lo anormal.
Pero vayamos a nuestra historia, que sucedió en los años 30’s.
En la añeja Inglaterra, vivía la acaudalada familia Ruthenfford, conformada por el Patriarca James, su esposa Jackie y sus hijos Tom de 12 años y la bella jovencita Michelle de 17 años.
El círculo social en que se desenvolvían, era el reflejo de su alta posición económica y aristocrática.
No faltaban las fiestas, la afición ecuestre de la cacería del zorro, la asistencia a conciertos y la convivencia en el club deportivo, social y cultural de lo más exclusivo del Londres de esa época.
Mr. James era hombre osado en los negocios y de espíritu inquieto, que se interesó de inmediato, en realizar un viaje aventurado a tierras exóticas, idea que salió de las pláticas en el “Club Royal”, del cual era socio, donde se aseguraba que sólo los más osados aventureros, se atrevían a viajar a esas inhóspitas tierras, denominadas “El África negra”.
Peter Smith, gran amigo de James y de mismo espíritu, lo animaba a que se unieran las dos familias para viajar juntas a visitar esas “exóticas y salvajes tierras” y ser de los pocos que se atrevían a realizar esa aventura, pues ya tenía el plan de viaje y la información requerida para hacer contacto con personas nativas expertas en moverse en esas “selvas” y salir con bien de ese viaje, ante los peligros de tribus y animales salvajes de esas tierras vírgenes.
Desde luego, su familia que compartía su mismo espíritu de aventura, estaba apuntada para emprender ese viaje fantástico, donde verían en su hábitat a Leones, sheetas, elefantes y monos entre otros animales salvajes; no está de más, decir que el novio de Michelle de nombre Robert, era de los más animosos y era este tema de conversación de las dos familias.
Llegó el día de partir y tomaron el barco “storm” rumbo a dichas tierras, viaje largo y cansado… pero la emoción de la aventura les hacía menos pesada la travesía.
El desembarco fue un descanso, pero a la vez excitante, al ver tierras sin construcciones y chozas de palos y ramas donde vivían el jefe Wiki lua y su tribu.
Wuana Lai era el guía experto y quien servía de intérprete, uno de los 3 miembros de la tribu que más “mascaban” el inglés y responsable de armar la estrategia de viaje, con los “Wananaris” o “cargadores expertos de viaje”, quienes llevarían todos los implementos necesarios “para vivir la aventura de internarse seguros en la selva”.
Les llevaban los cargadores, desde ropa, agua, carne cruda salada y casas de campaña, todo esto, para la comodidad de la comitiva del Mr. James, y además para la seguridad y enfrentar los peligros, contaban con lanzas, cuchillos, rifles y pintura camuflaje para el cuerpo y unas piedras especiales para producir fuego.
Por su parte el grupo de los ingleses llevaban ropa holgada y shorts cómodos y zapatos tipo bota corta y casco para protegerse del sol y la lluvia, con cambios que les llevaban los “Wananaris”.
Al tercer día de su llegada, partieron, realizando la jornada más corta, pues salieron a la 1 de la tarde y a las cinco de esa misma tarde se detuvieron en medio de una arboleda que circundaba un pequeño claro, donde se empezó a instalar el campamento, se pusieron los leños necesarios para preparar lo que sería la fogata y se organizó lo que sería el almacén.
Mientras los “Wananaris” instalaban todo, el jefe de la expedición, en compañía de varios nativos, mostraron a los viajeros una cascada y riachuelo, distante como a 500 metros del lugar, señalando que ahí aunque bonito, no se podrían instalar, pues los animales salvajes concurren donde hay agua y no es por tanto un lugar seguro, y en cambio donde se ubicaron, es estratégico para su seguridad.
Esa primera noche, a la luz de la fogata y de la luna, cenando cecina asada en la fogata… en medio de la selva… con los ruidos propios del lugar… ¡fue algo espectacular e inolvidable para los viajeros!.
Las siguientes jornadas fueron más pesadas, por la cantidad de tiempo que tuvieron que caminar, pero con grandes recompensas… pues les toco ver no tan lejanos, a animales en su hábitat natural, como elefantes e hipopótamos y la impactante cacería de los leones y sheetas sobre las cebras e Impalas, ubicándose de acuerdo a los consejos de su guía.
Su marcha era acompañada por la constante gritería de los monos, proveniente de la parte alta de los árboles.
A pesar de las recomendaciones de no separarse del grupo, los jóvenes Michelle y Robert, al paso de los días fueron tomando confianza y se daban el lujo de separarse a corta distancia, para platicar sus cosas de jóvenes y lo emocionante de este viaje, esto cuando había un receso en la caminata.
Al sexto día del viaje, Michelle se distrajo un poco y al decir de Tom, quien fue el último que la vio, sólo escucho el grito de ella y la típica gritería de monos y gorilas que los acompañaban a su paso.
La búsqueda se inició de inmediato y los siguientes 15 días fueron desesperantes y pusieron a prueba las capacidades de rastreo del guía Wuana Lai, que a pesar de ser muy bueno en estos menesteres, tuvo que decirle a los 15 días a Mr. James, que era inútil continuar, pues no había rastro de la joven y debían de resignarse.
Fue una difícil decisión de retornar a Londres de Mr. James, que se repitió por 5 años consecutivos, ya que regresó a esas tierras en compañía de su esposa, pues no se resignaban a darla por perdida, a pesar de las pocas posibilidades de encontrarla con vida.
¿No se da por vencido Mr. James?, le dijo Wuana Lai familiarmente; es este el quinto viaje de búsqueda, que realizamos… partamos pues… ya están listos todos los “Wananaris”…
Al séptimo día, empezaba a declinar el sol, cuando vieron salir de una cueva a… ¿No es una mujer desnuda, con larga cabellera y toda enterregada?… ¿Será posible que sea Michelle?, pues no se parece…
Pero al acercarse se percataron que sí lo era, a pesar de lo cambiada que estaba y su extraño comportamiento de dudar entre correr a su encuentro o quedarse a la entrada de la cueva…
Mr. James la abrazo y la vistieron y la llevaban entre lágrimas y gritos de júbilo… pero Michelle no hablaba y temblaba de forma intensa… cuando de repente se paró frente a la caravana un enorme orangután… tenía a su lado a dos pequeños humanoides… que junto con él, proferían tremendo escandalo… intentando acercarse a donde estaba Michelle… pero los disparos al aire y las lanzas de los “Wananaris” lo impedían… Michelle lloraba y temblaba y era abrazada por su padre…
De repente el orangután enfureció más y tomando a los pequeños los azotó y golpeo hasta matarlos y se abalanzo sobre los expedicionarios, quienes lo acribillaron a balazos…
Ya en Londres, el Dr. Mathis dio el terrible diagnóstico, que sospechaba la familia… Michelle había perdido la razón y no se podía saber por ella que había pasado, aunque medicamente por revisión se comprobó que ya había tenido partos.
Estos hechos nos dejan tremendas interrogantes sobre lo que puede ser… y lo que debe ser…
¿No es acaso, el mismo hombre el que tergiversa, muchas de las cosas de sí mismo… y de la naturaleza…?
¿O qué piensa usted amigo lector?-AAGA.